A propósito de la transferencia de la gestión de la Municipalidad de Lima, surgen varias preguntas sobre la transición de la propia izquierda y sobre todo preguntarse qué sucedió con Susana Villarán. La izquierda –nos referimos a la que llegó con Villarán– ha sufrido un duro revés, de un conjunto de reveces que no comenzaron ahora, sino que viene arrastrando desde el 2006 cuando todos los candidatos de izquierda no alcanzaron el 5%. 

Luego, Humala los exilió (a casi todos) del gobierno. Y después de la ilusión de ganar la municipalidad por el azar a una Lourdes Flores que despertó tarde, ya les queda nada más que despertar y entregar el poder a quien denostaron tanto y tanto: Castañeda.

Susana Villarán tuvo todo para construir un liderazgo novedoso desde la izquierda en la gran plaza de Lima. Sin embargo, cometió errores y sucesivos horrores y serán materia de algunas tesis sobre gestión pública y política, tratar de entender qué sucedió en estos cuatro años en la municipalidad.

Desde el inicio faltó humildad. Se enfrentó hasta con el Cristo del Pacífico y luego lanzó a Rodríguez Cuadros a una aventura que les costó el registro electoral. Posteriormente, permitió con soberbia y desdén que la convocatoria a una revocatoria crezca, y si se salvó fue por la voluntad de terceros (el PPC y las clases medias). Evitó su salida anticipada, aunque revocaron a sus mejores regidores.

Villarán debe estar pensando qué pasaba si la revocaban. Tal vez ello hubiese sido mejor. Su figura sería una potencial alternativa. Pero mucha mayor posibilidad de vigencia le hubiese dado cumplir su promesa de no postular a la reelección. Una izquierda que enarboló el discurso de la ética cometió el fundador y lapidario error de ir a una reelección sin cumplir su palabra y sin mucho que demostrar como obras y realizaciones.

Fue un “atrevimiento” postular y más allá de la impertinencia del Corredor Azul, uno debe preguntarse por qué tanta “inteligencia” y “ética” pueden irse con tanta regularidad contra la realidad y la sensibilidad de la gente.

He preguntado a muchos amigos de izquierda, sobre el qué pasó con Susana Villarán para desubicarse cuatro años y aun así optar por la reelección. ¿Qué envolvió con tantos errores a una mujer inteligente, con trajín político, y con una “tecnocracia social” llena de diplomas y posgrados?, ¿desvaríos electorales?, ¿soberbia de lo infalible de supuestas “reformas”?, ¿inexperiencia en el sector público?, ¿joven narcisismo colectivo?, ¿la obsesión de no perder el trabajo en algunos? Todo un tema de tesis sobre gestión pública y política.

Publicado en Exitosa Diario, 23 de octubre del 2014