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"Reforma laboral" (¿Y los trabajadores?)

El Poder Ejecutivo viene impulsando una "reforma laboral" que en nada combatirá la informalidad, pero sí afectará los ingresos de los trabajadores más jóvenes.

Publicado: 2014-11-23

El Perú requiere una modernización laboral y esta necesita más que la mirada de una parte o de una sola teoría; también exige de la perspectiva de los trabajadores y de los formadores. Esta modernización debe debatirse no bajo el apuro de las urgencias del decrecimiento económico, sino en una propuesta de desarrollo y cohesión más de mediano plazo. Veamos.    

1. Confianza. Desde el 2011 el crecimiento del empleo es cada año menor. Y ello no es un tema de “altos costos de las empresas para contratar o despedir”, este de-crecimiento tiene más razones políticas y de poco impulso a la inversión privada. La débil voluntad política para generar acciones que respondan a la crisis la estamos pagando ahora (se anunció un crecimiento para el 2014 de 6%; pareciera que apenas superará el 3%). Ello es lo que más afecta a la generación de empleo.

2. Educación y competitividad. Sin embargo un sector de la tecnocracia (y no siempre el propio sector empresarial) viene generando la necesidad de una “reforma laboral” como una medida indispensable para que el país pueda afrontar esta caída. Bienvenida la discusión, pero con el menú completo. La no competitividad de la PEA se explica más por el 70% de los trabajadores que carecen de estudios superiores o porque solo el 6% de la PEA privada es titulada que por la existencia de un “régimen laboral” determinado.

3. ¿El Proyecto de Ley N0 3942 es pro juventud? Esta iniciativa se basa en el principio de que la reducción de “costos laborales” (no gratificaciones y vacaciones sólo por 15 días para los jóvenes de 18 a 24 años en empresa de cualquier tamaño) es una vía segura para afrontar su desempleo e informalidad. Error. Se crea un nuevo régimen laboral para el joven educado o no educado, en una iniciativa incompleta en los que los incentivos a la formación (lo más publicitado) son opcionales y muy difícil de aplicar. Además la contratación juvenil en las microempresas con el subsidio público para el SIS no es un incentivo, todo lo contrario. La afiliación a ESSALUD sí lo sería.

4. Políticas juveniles sin evaluación. En el 2005 se aprobó la “Ley de Modalidades Formativas”, en las que las pasantías y la capacitación laboral juvenil han sido las modalidades más usadas. Sin embargo, la capacidad de control y supervisión de la autoridad del trabajo ha sido mínima y en muchos casos (con claras excepciones) no han servido para formar al joven o pasante en la empresa. Evaluemos y mejoremos estas normas y de acuerdo a ellas veamos qué formaliza, capacita y da empleo de verdad y mejor a los jóvenes.

5. ¿Hay sobrecosto laboral? De acuerdo a Planillas Electrónicas en el 2013 se generaron 213,000 contratos laborales privados. El 65% han sido del régimen privado 728. Y mucho menos en los otros regímenes con menos derecho o costos. Este dato debe servir para que el debate sobre una necesaria modernización laboral sea más objetivo.

6. ¿Un debate laboral sin trabajadores? El proyecto que propone un régimen laboral juvenil y otras alternativas laborales deben debatirse con la mesa completa. Bienvenida la tecnocracia y los empresarios como actores de desarrollo, pero ¿y los trabajadores y sus voceros no tienen lugar en el debate? Ello implica sindicatos con liderazgos modernos, capaces de negociar y proponer bien. ¿Qué opina el Consejo Nacional del Trabajo y qué alternativas tiene? En esta mesa también deben participar las instancias que mejor capacitan; su aporte es fundamental para conectar el cambiante mundo laboral, la educación y las expectativas juveniles.

Que esta nueva modalidad laboral no devenga en una precarización del trabajo juvenil. El “precio” del trabajo no es un factor más en una corrida econométrica, significa mucho en la vida diaria de millones de asalariados formales y no formales, jóvenes y no jóvenes; y mucho para la democracia.

Publicado en La República, domingo 23 de noviembre del 2014


Escrito por

Javier Barreda

Sociólogo PUCP, docente. Escribo. Ex Ministro de Trabajo. Ex- Vice de Promoción del Empleo y de Desarrollo Social. Director Editorial UNFV


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Búfalo de pradera

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