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A propósito del traspiés de Qali Warma

Intelectuales y políticos

Publicado: 2013-10-11

¿Qué lecciones deja la experiencia del Programa Qali Warma y todas sus derivadas a partir de los últimos acontecimientos? Muchas y variadas. La primera, que un programa de distribución de alimentos requiere cuidado mayúsculo, un control continuo, gestores involucrados socialmente en el proceso mismo de desarrollo del Programa, y, sobre todo, que no se puede improvisar. Después de leer las cinco acciones que la actual ministra de Inclusión Social, Mónica Rubio, ha dispuesto para corregir el modelo de su antecesora, queda claro que el modelo de “co gestión” y de “recetas calientes diferenciadas en costa, sierra y selva” se implementó sin previa validación. ¿Qué llevó a la implementación apresurada de Qali Warma? Es una respuesta que la podría dar la anterior ministra de Desarrollo Social, pero ya es un tema que debe asumir su sucesora. Rubio es responsable de lo que se haga a partir de ahora. Este episodio debe servir para todos. Para los que estuvimos en el poder, los que están ahora o los que asumirán responsabilidades mañana.

Pero lo que ahora nos interesa destacar es lo relacionado con la dinámica entre políticos y técnicos en la gestión pública. Si algo se destacó en el nombramiento de Trivelli en el MIDIS era su esencia de técnica, consultora, profesional preparada. Además, tenía el aval de la tecnocracia del Ministerio de Economía.

Presento a continuación algunas lecciones que trascienden al mismo tema de las ministras del MIDIS y sus capacidades profesionales y personales.


Lección 1. Cuando los políticos quieren imponer “fórmulas mágicas” en políticas, programas o proyectos, es deber de los técnicos decir “no” o “no se puede” y argumentar.

Lección 2. Técnicos sin valoración política y social y que sólo se consideran “técnicos” son los peores acompañantes de la gestión pública. Diseñarán, ejecutarán o evaluarán sin una reflexión crítica del sentido político ni social de las decisiones que se toman (e incluso de lo que proponen).

Lección 3. La política exige políticos con solvencia técnica, programática, norte y principios firmes. Sólo políticos con estas capacidades saben elegir técnicos con responsabilidad y consciente profesionalmente de lo que proponen.

Lección 4. Es clave que políticos y técnicos tengan los pies sobre la realidad y cuidarse de experimentos. La calle o el campo son más fuertes que cualquier buen diseño y devoran al “innovador modelo” si este no ha sido previamente validado (o validado sólo en un bonito PPT).

Lección 5. La gestión pública combina la sabia continuidad y la inteligente ruptura. Lo que camina bien hay que mejorarlo; al reformar, hay que hacerlo radicalmente, pero sobre todo, con un sentido de la realidad.

Lección 6. En gestión pública, el virus “conmigo comienza todo” es fatal. Cambio de nombres de programas o iniciativas sólo por cambiar o proyectos nuevos sin razón o demanda social afectan aprendizajes y necesarias institucionalizaciones que mejoran el capital social y la inteligencia colectiva de lo público.

Lección 7. Cuando menos lo piensan, los técnicos adquieren una dependencia al poder, a sus contactos, a sus relaciones: y no distinguen la naturaleza de uno u otro gobierno. El poder los hace “grandes”, los sobredimensiona; poco a poco los hace impermeables ante las críticas y paulatinamente más porosos a los juegos del poder, del que es difícil sacudirse.


La democracia y la gestión pública deben evitar 1. Políticos sin norte; 2. Técnicos ensimismados y seducidos por el poder; y 3. El dominio de “tecnocracias” obnubiladas. Las decisiones deben estar a cargo de los políticos con capacidad y la ejecución por gestores públicos (realizadores con resultados desde el Estado) que pueden ser o políticos con capacidad técnica o técnicos con responsabilidad política, sensibilidad social y capacidad de ejecución. No es fácil romper las trampas de considerarse o “político” o “técnico” en un Estado que se está rearmando desde hace una década. Más aún, si el marco político general falla y no hay liderazgo, los técnicos y los gestores entran en confusión y luchan por sus propios cálculos. Si hay norte político en el gobierno, los políticos saben qué hacer, los técnicos qué proponer y los gestores qué hacer bien.


Aparecido en El Diario La República, 10 de Octubre del 2013


Escrito por

Javier Barreda

Sociólogo PUCP, docente. Escribo. Ex Ministro de Trabajo. Ex- Vice de Promoción del Empleo y de Desarrollo Social. Director Editorial UNFV


Publicado en

Búfalo de pradera

Un blog de Javier Barreda