Un estudio compartido entre el CERJUSC del Perú y el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile, de próxima publicación, nos adelanta ya algunos resultados preocupantes. La investigación compara la violencia y sus razones en tres ciudades latinoamericanas: Santiago de Chile, Bogotá y Lima. 

La pregunta planteada es si la “desorganización social”, resultante de “la exclusión socio-espacial combinada con un limitado acceso a servicios y programas gubernamentales contribuye al incremento de los niveles de criminalidad y violencia en las tres ciudades latinoamericanas”. En el caso de Lima se trabajó en 43 distritos. Carlos Pando, sociólogo del equipo de investigación, nos hace referencia que el estudio en Lima implicó un trabajo de campo e investigación cualitativa en Villa El Salvador (Lima Sur) y en Independencia (Lima Norte).

Hay un hallazgo preocupante para los peruanos. Bogotá es una de las ciudades más inseguras de América Latina y su tasa de homicidios por cada 1000 o 5000 habitantes es muy superior a la de Lima. Sin embargo, el estudio revela que el grado de vulnerabilidad de Lima (probabilidad de que un sujeto expuesto sufra daños y pérdidas, teniendo dificultad de recuperarse de daños), es más crítico que el de Bogotá y, claro, que el de Santiago de Chile. Santiago tiene un grado de alta vulnerabilidad de 6,8%; Bogotá de 33,7% y Lima de 37,6%. Lima tiene una “alta vulnerabilidad” superior a la bogotana.

Lima es testigo de alarmante incremento de inseguridad. Esta situación de vulnerabilidad ya se extendió antes hacia una violencia cotidiana en Bogotá. Lima tiene una posibilidad muy alta de incrementar aceleradamente su tasa de homicidios. El estudio hace referencia a que los distritos limeños carecen de una “Eficacia colectiva” para afrontar los problemas de inseguridad. No hay la cohesión social necesaria (integración, organización y confianza entre ciudadanos y familias) para contrarrestar el delito en las calles. Los “subgrupos violentos” (nuevas y viejas pandillas o sicariato) fragmentan más el tejido social. Las iniciativas vecinales o “informales” de seguridad (rondas urbanas), ante la ausencia de policías, no tienen efectividad.

Este incremento de la inseguridad tiene un impacto alto en las decisiones electorales. Una “mano dura” sin inteligencia ni cohesión social no ayudará mucho para responder a esta ola creciente de asaltos y homicidios en Lima. Se requiere paralelamente mayor cohesión social y “Eficacia colectiva”. La calle está dura; podría estar peor. Decisiones.

Publicado en Exitosa Diario, 26 de mayo del 2016