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¿Dios es peruano?

Más allá que si Dios es peruano,  cada crimen en televisión o la anemia in­fantil creciente tras cinco años, desaniman. Pero no nos pueden quitar las ganas de construir el Perú. 

Javier Barreda 

Publicado: 2016-07-29

¿En qué momento se jodió el Perú? En Con­versación en la Cate­dral, Vargas Llosa hizo nacional y existencial esta pregunta. Se asumió que en un momento, ¿solo en uno?, nos jodimos. El Perú habría estado bien y era “un mun­do feliz”, hasta que en un mo­mento esa felicidad o ese buen camino se bloqueó por un hecho fatal (conquis­ta española, Guerra con Chi­le, oligarquías sin proyecto, etc.) y el Perú se “jodió”. 

La verdad es que esa pre­gunta es una trampa, porque nunca dejó de haber grandes problemas y “jodidos” en la larga historia del Perú. Vea­mos, no la pasaban bien los yanaconas o los “piñas” en la sociedad prehispánica y ha­brían sido muy poco felices los esclavos que construye­ron Machu Picchu para algún señor cusqueño. A diferen­cia de un acto fatal que nos condenó a ser lo malo que seríamos (el momento de la joda o el “pecado histó­rico original”), el Perú siem­pre ha tenido momentos de problemas y -por qué no decirlo-, momentos de recu­peración y solución. Somos, como casi todos los países, de situaciones críticas y tam­bién de construcción de so­luciones o del encuentro de salidas a diversos impasses sociales, políticos y económi­cos. A pesar de todo, el Perú siempre avanza.

El Perú no se jodió en un momento. Nuestra historia es de adversidades y avan­ces. En una línea de tiempo de siglos pueden encontrar­se avances (recuperaciones después de guerras, migran­tes que construyen nuevas identidades y riquezas, más gobiernos democráticos) y retrocesos (delincuencia en expansión o corrupción im­batible).

Personalmente, me gus­ta mirar las situaciones de recuperación y avance. An­tes, el heroísmo de miles en San Juan y Miraflores o, siempre, la solidaridad de los pobres con los más po­bres. En el presente, la de­rrota de Sendero Luminoso, la reducción de la pobre­za, el crecimiento de clases medias. O emprendedores que triunfan; experiencias municipales innovadoras, jóvenes pobres que cons­truyen sus proyectos con inteligencia, mujeres con más reconocimiento y de­rechos; profesionales que quieren hacer buena polí­tica o peruanos en el ex­tranjero que edifican futu­ros. Puede haber cosas que jodan y que nos proyectan tal vez una imagen que nos malogramos o interrumpi­mos siempre. Cada crimen en televisión o la anemia in­fantil creciente tras cinco años, desaniman. Pero no nos pueden quitar las ganas de construir el Perú. Este 28 de julio miremos lo que se pudo y no hacer. Nunca sa­bremos si Dios es peruano, pero sí que aprieta pero no mata; y que ayuda si nos ayudamos.

Publicado en Exitosa Diario, 28 de julio del 2016


Escrito por

Javier Barreda

Sociólogo PUCP, docente. Escribo. Ex Ministro de Trabajo. Ex- Vice de Promoción del Empleo y de Desarrollo Social. Director Editorial UNFV


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Búfalo de pradera

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