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¿Qué hacer con Sendero Luminoso?

El terrorismo generó un inmenso dolor en una década y media. ¿Cuánto hacemos desde instituciones, partidos y familias para que no se pierda en la memoria las lecciones y el indescriptible dolor con el que nos marcó el terrorismo? Ello es hacer pedagogía y memoria, la mejores armas en una mejor democracia. 

Javier Barreda 

Publicado: 2016-09-29

Mi generación vi­vió el terroris­mo y todo lo que ello impli­có de dolor, sangre, muer­tes de tantos, pérdidas ma­teriales. Sendero Luminoso (luego y más débil el MRTA) generó todo un espiral de violencia, a partir de un razo­namiento totalmente ideologizado y destructor. Todo era necesario (asesinatos de comuneros, policías, autori­dades, apristas, izquierdistas, empresarios, etc.) para hacer la revolución, mandada por un señor que se definía así mismo como la “Cuarta Espa­da de la Revolución Mundial”. En la mentalidad senderista “todo lo que sucedía, mere­cía suceder” para cumplir el Pensamiento Gonzalo (coc­tel explosivo de mesianismo, marxismo, maoísmo, despre­cio a la vida, rencor y más). 

Para la Comisión de la Ver­dad el principal responsable de la violencia política en los 80 fue Sendero Luminoso. Y hay diferencias totales con Colombia. En Colombia las FARC en varias oportuni­dades buscaron acuerdos de paz con el Estado colom­biano y, antes, el M-19 se in­tegró a la vida democrática a inicios de los 90. Pero fue la voluntad de ambos mo­vimientos guerrilleros acti­vos y en armas; su raciona­lidad política los llevó a los acuerdos de paz; sus pro­yectos tenían serios lími­tes, a pesar que podía ocu­par gran parte del territorio colombiano. Con Sendero Luminoso fue distinto; fue una máquina minoritaria y fundamentalista de matar, hasta que el GEIN capturó a Abimael Guzmán el 12 de setiembre de 1992. Su llama­do al “acuerdo de paz” fue una salida obligada (también para salvar la vida de su cabe­cilla), por ello la sociedad pe­ruana tiene derecho a dudar y defenderse. Hasta aquella fecha no había una línea en sus panfletos o discursos so­bre “acuerdos de paz”, “solu­ción política” o algo parecido.

Es importante que se reac­cionara política y legalmente ante el mausoleo. Pero reco­nozcamos que hemos perdi­do energía (o hemos tenido un exceso de confianza) so­bre la acción ideológica y cul­tural de Sendero. Lo militar y el trabajo policial tienen un rol. El video de senderistas marchando hacia su mauso­leo fue filmado por la propia policía. Hay vigilancia. Lo im­portante es el trabajo políti­co, pedagógico, simbólico en la conciencia de los ciudada­nos y los más jóvenes.

El Apra tuvo más de 1000 víctimas. ¿Pero, cuánto hace el Apra para recordar a sus militantes y al país lo suce­dido? Y ¿cuánto hacen las izquierdas, los sindicatos, el fujimorismo, las comunida­des, las universidades, para que no se pierda en la memo­ria las lecciones y el dolor que dejó el terrorismo? Ello es ha­cer pedagogía. No podemos evitar, que en tanto no hagan apología, los pocos o muchos del Movadef actúen. Pero la democracia se defiende siendo mejor y recordan­do lo más posible lo sucedi­do. Cada institución y partido tiene su rol. El Estado tiene el deber de no bajar la guardia, y lo primero es recordar en cada momento lo que hizo y proclamó Sendero hasta el 12 de setiembre de 1992. Y que lo hubiese seguido ha­ciendo si no caía Guzmán.

Publicado en Exitosa, 29 de octubre del 2016


Escrito por

Javier Barreda

Sociólogo PUCP, docente. Escribo. Ex Ministro de Trabajo. Ex- Vice de Promoción del Empleo y de Desarrollo Social. Director Editorial UNFV


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Búfalo de pradera

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