Ven a mi casa esta Navidad
Navidad es un momento que nos hace nostalgiar por algo o alguien. No hay teoría que la explique del todo; es un momento casi misterioso o mágico o ingenuo para perdonar, dar la mano o invitar a alguien a nuestra casa.
Las fechas especiales vienen con canción. La radio que siempre está más cerca de la gente nos hace las fechas con algún tema musical de fondo. El Día de la Madre siempre escuchamos “Una carta al cielo”, (versión en vals peruano del viejo tango argentino “Cuatro líneas al cielo”) que popularizó nuestra morena Lucha Reyes. El Día del Padre no puede faltar el “es un buen tipo mi viejo, el de la tristeza larga” que nos canta lento el argentino Piero o “esos tus cabellos blancos de mi querido viejo, mi amigo” del brasileño Roberto Carlos, más movida pero igual de sentimental. Cuando se viene un partido de fútbol de esos que emocionan y dan esperanza, son infaltables en la sala del hogar, en la radio, en la televisión y ahora en las redes los casi himnos “Y se llama Perú” o “Contigo Perú” del siempre inspirado Augusto Polo Campos o el “El Perú campeón” de Félix Figueroa, que hace 46 años cantó primero Edy Martínez; alegrándonos al inicio en tres mundiales (1970, 1978 y 1982) y en varias esperanzas inconclusas.
La Navidad tiene sus eternas canciones. Desde los villancicos, como aquel de la virgen que quiere darle sopa a un niño Jesús que como -todos los niños- no quiere tomarla. O quién no cantó “Campana sobre campana”, o el pegajoso y casi bailable “Burrito sabanero que va camino a Belén”. La internacional “Noche de paz, noche de amor” se cantó por primera vez en el siglo XIX en Austria y hay cientos de versiones que todas las navidades se cantan en tantos idiomas y similares emociones. Simple, alegre y en dos idiomas es el “Feliz Navidad” del siempre romántico José Feliciano; él reconocía que era demasiado alegre para la fecha. Los salseros no dejan de vivir los “Aires de Navidad” de Héctor Lavoe y Willie Colón y más nostalgia nos trae cada año José Luis Perales y su “Navidad”: “mientras haya un futuro hacia donde ir, mientras haya ternura, habrá Navidad”.
Tantas canciones para infinitas navidades hay y habrá. Fecha mágica o nostálgica aún para herejes y agnósticos y que resiste desencantos, individualismos y pragmatismos de la arrasadora economía y política globales. Pero tal vez una de las más emocionales y nostálgicas canciones para mi generación es la Luis Aguilé, “Ven a mi casa esta Navidad”. Una canción que sin más contexto que la nostalgia invita a nuestra casa a quien está solo, sin madre o sin hermano, lejos de su tierra o tiene un perdón reprimido. Cuando pasan nuestros tiempos, la Navidad es menos regalos y más nostalgias por las cosas que nos dejaron saldos en el alma. Estas y otras canciones navideñas agudizan emociones de soledad en la carencia para pobres y excluidos, pero también de fraternidad hacia los otros en cualquier condición. Navidad es un momento que nos hace nostalgiar por algo o alguien. No hay teoría que la explique; es un momento casi misterioso para perdonar, dar la mano o invitar a alguien a nuestra casa. Feliz Navidad totales.
Publicado en Exitosa Diario, 22 de diciembre del 2016