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Conectar con los más conectados

No existe un termómetro público o privado permanente que mida la temperatura a las percepciones juveniles sobre la política, el empleo, la educación,  sus  expectativas y sus sueños.

Javier Barreda 

Publicado: 2017-02-26

Aún no tenemos estudios especí­ficos sobre el cómo los últimos destapes sobre corrupción vie­nen afectado las percepciones o valoraciones de los jóvenes sobre la polí­tica. No sólo cuánto ha incrementado su desazón sobre partidos, actores y relatos políticos, sino también sobre qué perspec­tivas y cómo cambian sus valores y deci­siones sobre temas claves de su vida. No existe un termómetro público o privado permanente que mida la temperatura a las percepciones juveniles. 

La verdad es que en el país, salvo las encuestas de opinión, en las cuales algunas segmentan por eda­des, no tenemos estudios continuos sobre las juventudes. La última encuesta sobre juventud en el Perú la hizo el SENAJU a inicios del 2011. No hay estudios amplios que nos expliquen las diversas formas de desconexión con la política de la juventud más conectada entre sí. Sobre todo, acer­ca de aquel grupo etario denominado “mi­llennials” (nacidos entre 1985 y el 2000).

Carlos Meléndez ha planteado en un reciente artículo (El Comercio, 25 de fe­brero/2017) la necesidad de construir un relato para los millennials. Para Meléndez, el fujimorismo ha perdido en conectar efi­cientemente con una generación crecien­te de electores, que sin embargo ha podido ser captado por una percepción negativa hacia el fujimorismo. Esa falta de conexión no sólo está referida al fujimorismo; diría­mos, es una cualidad compartida (con al­gunas excepciones) por los diversos ac­tores y partidos políticos. La política vino perdiendo conexión con la juventud y esta brecha de desconexión con la generación más conectada, informada, emprendedo­ra, abierta y pragmática es muy posible que se incremente con la crisis de credibilidad institucional en aumento. Pero no sabe­mos hacia dónde se canalizará esa crecien­te cantidad de nuevos ciudadanos, consu­midores y votantes ni qué líderes podrán canalizar sus expectativas y sus ilusiones.

Las investigadoras sociales Francesca Ucelli y Mariel García Llorens (Solo zapa­tillas de marca. Jóvenes limeños y los lími­tes de la inclusión en el mercado. IEP, Lima 2016), han desarrollado una interesante investigación etnográfica sobre el cómo se reproduce el sistema en la cultura y per­cepciones jóvenes. Para las autoras, estos limeños, urbanos en su mayoría, son “los herederos de los conquistadores” que lle­garon a la capital en sucesivos momentos migratorios y esta diversidad de jóvenes ve la política por los medios de comunica­ción; la política ha pasado de las plazas o las calles a las pantallas y el acto político (el votar por ejemplo) es un acto más en la vida; no define grandes modelos ni cursos de acción de los jóvenes. Para la mayoría de ellos, “el Gobierno no influye mucho, cada persona se hace sola”. Con puntuales excepciones, la política es un elemento no determinante de la juventud más conec­tada, pero a la vez más excluida y siempre vulnerable. Conectar con los más conecta­dos, convencer a las nuevas promociones de que la política es clave para superar ex­clusiones, vulnerabilidades y no-progresos será una de las primeras batallas a ganar contra la antipolítica para el Bicentenario.

Publicado en Exitosa Diario,  23 de febrero del 2017


Escrito por

Javier Barreda

Sociólogo PUCP, docente. Escribo. Ex Ministro de Trabajo. Ex- Vice de Promoción del Empleo y de Desarrollo Social. Director Editorial UNFV


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Búfalo de pradera

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