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Judas serás

El caso de Judas, y tal vez ahí el sentido trágico de su destino, es que era un Apóstol, de la confianza de Cristo, de su “cúpula” o “dirigencia”; ahí lo grave de su perfidia: entregar, traicionar, por  monedas. 

Javier Barreda 

Publicado: 2017-04-16

Judas Iscariote es el personaje tristemente polémico de la pasión de Cristo. Su rol fue el quiebre hacia un destino trágico. Los evangelios coinciden en indicarlo como la persona que traiciona la confianza de Cristo; lo señala y lo entrega a los “soldados y sacerdotes” por dinero. Por ello, por siglos, el beso de Judas simboliza el acercarte con cariño (amor, lealtad, sinceridad, etc.) a la persona que le causarás un inesperado daño. Tras aquel beso en la mejilla de Cristo vino el sufrimiento, tortura y muerte en la cruz. 

Hay una polémica sobre el sentido y la causa de la traición de Judas. Algunos justifican que Judas, sería de origen y lógica zelote (secta judía que pensaba liberarse del yugo romano por la lucha armada) y estaba desencantado por la doctrina pacifista de Cristo frente a Roma. En el razonamiento crítico de la propia religión, no pocos se preguntan por qué si Cristo sabía, no detuvo a Judas ¿sería parte de un destino inevitable?, ¿el “Hijo del Hombre” debería morir y en la construcción de ese fin y doctrina Judas sería una pieza trágica e inevitable de traición por treinta monedas?

Judas en modo de traición es lo más popular y paradigmático en la vida antigua y moderna. Pero ¿cuántos ciudadanos o “hombres de a pie” pueden cambiar de credo religioso o político sin ser Judas?; ¿es traidor el feligrés o militante que deja Iglesia o partido por otros principios? Es un debate, pero la causa del “cambio de camiseta” explica mucho. Miles de judíos se hicieron cristianos por conservar su vida en la Europa antisemita del Siglo XVI o XVII. ¿Cómo calificar esas conversiones tan radicales, si otros semitas aceptaron su muerte en la hoguera? El caso de Judas, y tal vez ahí el sentido trágico de su destino, es que era un Apóstol, de la confianza de Cristo, de su “cúpula” o “dirigencia”; ahí lo grave de su perfidia. Gozaba de confianza y pertenecía al entorno cercano del Hijo de Dios. Pero no solo se fue, entregó a Cristo por monedas. Judas pensaba en la inviabilidad del proyecto; Cristo y los apóstoles estaban “rodeados”, lejos de la conquista de Jerusalén; sin futuro a corto plazo. ¿Es la impaciencia un aditivo a la felonía? El mensaje bíblico es que Judas no deja el apostolado por otras ideas, sino que abandona y entrega (oportunamente) a Cristo por monedas.

El mundo moderno es de lealtades efímeras. Los cambios de empleo se enmarcan en contratos verbales o escritos; son cambios explicables y esperados tal vez. Igual, quienes ya no creen y cambian de Iglesia o partido o club deportivo. Pero cuando protagonizas proyectos políticos o religiosos y abandonas por monedas, te acercas al trágico episodio bíblico. Pasas al bando del “condotiero” o serás Judas (o “sub-Judas”), depende del tamaño o la significancia de quien traiciona o abandona la sencilla o gran causa, por muchas o pocas monedas.

Publicado en Exitosa Diario, 13 de abril del 2017


Escrito por

Javier Barreda

Sociólogo PUCP, docente. Escribo. Ex Ministro de Trabajo. Ex- Vice de Promoción del Empleo y de Desarrollo Social. Director Editorial UNFV


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Búfalo de pradera

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