Un Estado ancho y ajeno
Mi articulo sobre la encuesta de Pulso Perú y el cómo los peruanos demandan a un Estado con mayor y más efectiva presencia en el mercado. No crece un rechazo a la democracia, crece un rechazo a un mercado necesario, pero sin control.
La última encuesta Pulso Perú (junio 2017) sobre perfiles ideológicos de los peruanos dice más de una crítica latente al mercado sin regulación, que un ataque o desencanto con la democracia. Efectivamente, los “autoritarios” suben a 45%, los que se ubican al “centro” son el 37%, los “progresistas” (izquierda) 7%; los “liberales” (derecha) 6,4 % y los “conservadores” 3,8%. Analicemos definiciones. De acuerdo a la ficha técnica de la encuesta de Pulso Perú, los de centro “prefieren una combinación equilibrada entre Estado y libertad individual”; los progresista asumen “que el Estado debe corregir los defectos de la economía” y los autoritarios “creen que el Estado debe regir sobre todas o casi todas las cuestiones, anteponiendo siempre el bien común al individual”.
Este incremento del “autoritarismo” no es una crítica a la democracia; es sí un jalón de orejas al optimismo del mercado libre y “Estado mínimo”. Es una reacción ante un Estado que parece ancho y ajeno en una necesaria economía de mercado que se expande con inocultables secuelas negativas, también para no pocas familias. Basta ver algunas respuestas de la encuesta de PULSO PERÚ: el 86% considera que se debe limitar o proteger del despido al trabajador; 35% está a favor del financiamiento público a sindicatos y otro 44% opina que los sindicatos deben tener una legislación especial por defender a los trabajadores; 86% considera que todos los servicios de salud deben ser públicos o financiados por el Estado; 44% considera que la banca comercial debe ser pública y solo el 11% piensa que debe ser privada.
Cuando el mercado concentra y abusa, es racional y emocional que se incremente la demanda por más Estado (más regulaciones, sanciones, compensaciones, intervenciones, programas sociales, etc.) para compensar o “auxiliar” en favor de clases medias, familias vulnerables o pobres. Casos como la no –leche de vaca de Pura Vida, la oferta privada universitaria engañosa para “captar” estudiantes, las precarias relaciones laborales en empresas “competitivas”, incluso la diferente vara con que alguna justicia sanciona según los ingresos de los implicados, etc. no hacen más que reforzar la idea que se necesita un Estado que haga justicia y compense vulnerabilidades. No es –aún- una percepción antiempresarial, es la demanda por un Estado eficiente y cercano a la gente.
Publicado en Exitosa Diario, jueves 8 de junio 2017